Ultimamente en Francia andan publicando algunos libros bastante críticos respecto a la medicalización. Quizás porque ya vienen entrenad@s por el trabajo de fondo de Prescrire, el caso es que parece que la información médica se va saneando por esos lares, aunque no cruza tan fácilmente los pirineos. Acá copio una referencia que encuentro en El gerente demediado sobre el libro de Philippe Even “La vérité sur lecolesterol”.
“No hay ningún ejemplo en toda la historia de los medicamentos de
un patinazo científico y ético semejante, así como de una cascada de engañifas
tan moralmente chocantes”. Even considera al colesterol un enemigo imaginario
a la manera de Molière, contra el cual millones de personas llevan peleando
desde hace años a través de unos medicamentos ( las estatinas) que no sirven de
nada. Se trataría simplemente de “una enfermedad de charlatanes, inventada por
la industria farmacéutica para acumular beneficios colosales”. Esto último
parece difícil de discutir puesto que solo en Francia más de 5 millones de
personas toman estatinas, lo que supone un gasto de 5 millardos de euros ,
aproximadamante una cuarta parte del déficit del seguro de enfermedad ( en el
mundo se calcula que 200 millones de personas toman estatinas con un coste
estimado de 25 millardos de euros).
Por acá mientras seguimos permitiendo anuncios aterradores de marcas
lácteas que nos dejan claro que el colesterol es incompatible con la
vida. Así no me extraña que al leer un análisis de sangre casi todo el mundo haga siempre la misma pregunta: "Doctor (o doctora) ¿y el colesterol qué tal?", lo que viene a ser un "¿Me voy a morir?". Ni que cualquier persona con diversas patologías se lleve sí o sí un hipolipemiante, asociado al omeprazol, otro clásico que no puede faltar.
Más de una vez he pensado que los médicos nos podríamos dividir en dos grupos:los que nos "disgustamos" con esa pregunta aislada como centro de preocupación, y los que nos sentimos cómodos y contestamos ....con estatinas. :)
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