31 ene 2024

Aquí cuelgo la bata

Ya hace tiempo que no uso la bata en la consulta. Nunca me gustó mucho llevarla, porque marca unas distancias que creo excesivas, pero llegué a entender que para algunas personas que venían al centro de salud era un símbolo de profesionalidad, de tomarse en serio el trabajo, de cuidado... Así que acepté llevarla. Pero desde hace unos meses siento que lo que hago en la consulta no mantiene las condiciones mínimas que merecen quienes acuden a una consulta médica, no es serio, ni profesional, ni son cuidados dignos. Y no porque no quiera, sino porque no puedo. Por eso me siento un fantoche si me pongo la bata. Formo parte de un turno de tarde en el que, de 8 puestos médicos, hay 4 sin cubrir desde hace meses (algunos de ellos, años) y otras 2 compañeras están de baja de larga duración debido a la sobrecarga. Quienes quedamos, además, tenemos reducción de jornada por cuidado de menores. Así, algunas tardes solo un solo médico en todo el centro; en otros momentos, ninguno. La población a atender es de unas 30.000 personas, y un tercio de ellas no tienen médico de referencia en activo. Mis agendas de este último mes tienen una media de 60 citas diarias, aunque algunos días han pasado de 80 y de 90 citas. La demora para pedir cita médica se dispara más allá del mes. El centro se ha llegado a cerrar algunos días a las 22:30 h por intentar atender a una demanda que nos desborda y que es inabarcable en estas condiciones.

Este 1 de febrero hay cambios en las plantillas de los centros de salud de Madrid al resolverse solicitudes de movilidad que, en nuestro caso, debilitan aún más al equipo de tarde. De hecho, ya no se puede hablar de equipo médico de tarde. A partir de esa fecha quedo como único médico titular en ese turno. Es insostenible. No tiene ningún sentido seguir así. Creo que ha llegado el momento de colgar la bata y dimitir. 

Desde hace meses venimos lanzando la voz de alarma a quienes gestionan los recursos de la sanidad pública en Madrid, tanto desde el equipo profesional como desde el movimiento vecinal. Durante dos meses hemos recibido el apoyo de otras compañeras de centros de salud cercanos, participantes en el Red AP Vallecas. Hemos tenido algunas reuniones con la Gerencia, y hemos recibido buenas palabras, intenciones y propuestas a largo plazo. Pero pasan los meses y no hay ningún cambio concreto. Seguimos sintiéndonos abandonados a nuestra suerte. Y la suerte no basta para revertir situaciones tan cronificadas. 



Así que sí, cuelgo la bata, porque creo que es evidente que el abandono crónico por parte de la Consejería de Sanidad ha llevado a que no exista un turno médico de tarde como tal en el centro. Creo que es más claro y coherente que se reorganice la atención que se presta a partir de esta realidad.

Me entristece profundamente tener que tomar esta decisión, pero me entristece más aún ver que llevamos ya demasiado tiempo sin dar una atención sanitaria digna a la población del barrio de San Diego, y el coste que esto está teniendo en salud, enfermedad y mortalidad entre los y las vecinas y profesionales. Me preocupa mucho cómo se va a responder a las necesidades que se seguirán presentando día a día, pero llevo tiempo sintiendo que lo que hago en estas condiciones tampoco aporta mucho. Se necesita una atención con recursos, profesionales y tiempo suficientes, y esto hoy por hoy parece una quimera inalcanzable. Y no solo ocurre en este centro. Son unos cuantos los centros "en crisis", o "caídos", o como se les quiera llamar, la mayoría de ellos, "casualmente", en zonas donde hay mayores índices de privación económica y mayor necesidad de recursos públicos reforzados. 

Pues sí, cuelgo la bata. Pero la dejo colgada acá, en la consulta en la que tanto he compartido, desde la que he intentado, pese a todo, cuidar lo mejor posible a quienes entraban y salían de ella. La dejo colgada acá porque sigo creyendo en la Atención Primaria. Sigo creyendo que es la "tecnología" que da mejores resultados en salud. Creo profundamente en la importancia de la longitudinalidad y el trabajo sobre el territorio a largo plazo, de la accesibilidad y de la atención integral y en equipo. Y sigo sintiéndome parte del equipo del Vicente Soldevilla, equipo en el que he encontrado a grandes profesionales en todas las categorías. Pese las condiciones tan difíciles, cada cual intentamos hacer lo mejor posible nuestro trabajo: desde administración buscando huecos imposibles para resolver las necesidades con las que acuden las vecinas, o el equipo de enfermería asumiendo muchas tareas en solitario como la atención a personas inmovilizadas en sus domicilios o el seguimiento de quienes tienen enfermedades crónicas y médicos inexistentes, desde las unidades de apoyo (matronas, fisios) a las compañeras de la limpieza... 

Sigo creyendo también en todo el trabajo comunitario que se viene desarrollando desde hace décadas en torno a nuestro centro, en el que profesionales y vecindario hemos enredado y seguimos enredando conocimientos y capacidades diferentes y complementarias, incluso en momentos tan complicados como estos. En estos últimos años he podido participar en la Mesa Sociocomunitaria de San Diego, ver nacer la Mesa de Salud Comunitaria de Vallecas, trabajar codo a codo con la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública del distrito. Aunque muchas veces la respuesta que se nos da desde la gerencia para afrontar la situación crítica en la que estamos es la de "hay que educar a la población en el uso de los recursos sanitarios" (¿Qué recursos? Si están desapareciendo...), en estos espacios, así como en muchos momentos de consulta individual en los que queda un mínimo hueco para hablar más allá de lo no demorable, soy yo el que aprendo cada día. Aprendo a entender que es y que no es salud, que factores la afectan, cuales son las claves para cuidarla y construirla en común. Sí, quizás haga falta educación para la salud, pero una educación compartida, en la que todas nos enseñemos mutuamente. Y en ese compartir quiero seguir enredado también.

Ojalá poder seguir en este centro y en este barrio en el que, entre unas cosas y otras, llevo casi 20 años presente. Quiero aportar todo lo posible para que vuelva a ser un centro de referencia y en el que se preste una atención digna junto a la comunidad de la que forma parte

Ojalá poder volver a la consulta, colgarme de nuevo la bata, abrir la puerta y tender la mano. 

 

27 ene 2024

Homenajeand-amos (Gracias, Juan Luis)



Hoy, 27 de enero, es el cumpleaños de Juan Luis Ruiz-Giménez. Un cumpleaños especial de alguien muy especial. Hace ya tiempo que no está de cuerpo presente entre nosotrxs y, sin embargo hoy, en el acto de homenaje en el que nos hemos encontrado unas cuantas gentes en Vallecas, escuchábamos sus palabras, compartíamos lo aprendido a su lado, nos rebelábamos frente al abandono crónico en el que se encuentra el sistema público de salud y descubríamos que sigue estando muy presente, enredado y enredando en nuestras luchas, nuestros esfuerzos, nuestras esperanzas.. Él dio siempre lo mejor de si mismo, más allá de lo esperable, y también supo encontrar en quienes estábamos alrededor mucho más de lo que nosotrxs mismxs creíamos. Quizás es eso lo que permitió llegar tan lejos, resistir y crear tanto, esa capacidad contagiosa de compartir que nos permitía abrir nuevos caminos, paso a paso, hacia horizontes compartidos de justicia y dignidad. 

... y quizás es eso lo que nos permitía esta mañana, pese a todo, volver a decir juntxs que aquí estamos, que aquí seguiremos, buscando, resistiendo, abrazando... cuidando y promoviendo salud. ¡Gracias, Juan Luis!

P.D. Y por acá los vídeos que recogen su palabras, acciones y mensaje vital.







22 ago 2023

Desigualdades, conocimiento, narrativas y acción (IV): condiciones para actuar

"Esfuérzate, hazlo lo mejor que puedas... ¿Que no puedes alcanzar a lo mejor la copa del árbol? Pues a lo mejor sí a las ramas, o al principio... o recoger las hojas".

Militante ATD Cuarto Mundo



En entradas anteriores de esta serie, nos asomamos lo que son las injusticias relativas al saber (aka epistémicas), vimos cómo estas aterrizan en las consultas sanitarias y empezamos a ver algunas claves para afrontarlas, fundamentalmente apostando por recuperar las narrativas como base para construir la historia propia y compartida. Queda un último paso, unas últimas preguntas a abordar, quizás las más complicadas: ¿Cómo actuamos, cómo pasamos a la acción para revertir estas injusticias y construir salud de manera más equitativa e integral? ¿Cuáles son las condiciones que nos permiten no quedarnos en la queja o lamento inmóvil y abrir caminos que nos puedan llevar a nuevos horizontes, tanto a nivel individual como colectivo?

Aquí, de primeras, propongo dar un salto. Quizás pueda parecer que pierdo el hilo, pero para mí tiene todo el sentido. Propongo saltar al mundo de la impro, del teatro de improvisación. ¿Pero esto de la medicina no tenía que ver con la ciencia seria, la evidencia y lo que se puede medir? ¿Qué puede aportar el teatro, y en concreto, la impro, en este campo? Veamos a ver...

Desde que comencé a ir a clases de impro hace unos años, encontré ahí muchas resonancias con lo que he vivido en las consultas, y he ido adquiriendo en ellas muchos aprendizajes y herramientas que creo que son realmente útiles. Sobre todo si hablamos, como se decía en la entrada anterior, de lo importante que son las narrativas y la construcción de un relato común entre profesional  y paciente, un relato que les sea útil de cara a entender cómo abordar de manera efectiva el cuidado de la salud y promover la capacidad creativa para afrontar la vida diaria. Algo parecido es lo que encuentras en la base de la impro: personas que se juntan para crear una historia común, sin más (y sin menos) que ellas mismas, con sus capacidades y limitaciones, alrededor de un punto de encuentro a partir del cual ir construyendo un camino compartido. 

6 ago 2023

Desigualdades, conocimiento, narrativas y acción (III): Haciendo historias (y poderes)

“Contar la historia duele, te recuerda cosas que te dejan la carne de gallina. Si explicas tu vida cada dos por tres, cada vez que vas a una trabajadora social, que vas a un médico, lo que sea… Es una herida que se abre, y que no tiene porqué abrirse. Eso es muy doloroso, y es que encima se te abren otras, sales peor. Explicar todos los días, todas las situaciones… 
Tenemos una herida que curar, que hay que cuidar pero no remover, para no dejarnos encerradas en ella. Queremos avanzar, soltar lastre del pasado, no repetir.”

Militante ATD Cuarto Mundo

Algunas notas para hacer historias...

1.- Las historias importan, y mucho. Por eso la historia clínica ocupa un lugar central en el modelo de atención médica. En ella se recogen los antecedentes de la persona, su motivo de consulta, las exploraciones que se realizan y se propone un diagnóstico y un tratamiento. Pero en realidad, aunque se llame así, su enfoque pierde de vista justamente la dinámica histórica, vital, de la salud y la enfermedad, al encajarse en procesos autolimitados con un principio y un final: se consulta por un problema y se propone una solución para el mismo, que se espera sea lo más adecuada posible a este (y en ello se invierte a través de formación y medios técnicos). Esta dinámica, más propio de la atención especializada (ajustada a un modelo de consultores a quienes se pide algo concreto en relación a un problema o área específica), ha ido invadiendo cada vez más el ámbito de la atención generalista propio de la Atención Primaria en salud.

De esta manera, en los centros de salud cada vez se habla más de problemas puntuales, de lo que ocurre en ese momento concreto, de lo que ha motivado la consulta. Y claro, cada vez entendemos menos, hasta el punto de que muchas veces se termina acusando a quien acude de venir sin un motivo suficientemente justificado, y así justificamos que la solución es "educar" a la población en relación al uso de los recursos sanitarios. Sin quitar que es importante el informar y formar en este sentido... ¿no es también fundamental el que los y las profesionales entendamos mejor las realidades que atendemos?

18 jul 2023

Desigualdades, conocimiento, narrativas y acción (II): Injusticias, saberes y salud

"Ayuda solo es si viene de quien esté más o menos como tú. Si está por encima no existe la empatía, te juzgan como si no lo estuvieras haciendo lo suficientemente bien, todo el esfuerzo que haces solo lo sabe quien está pasando por lo que tú." 


Nos cuesta reconocer las relaciones de poder que atraviesan las relaciones entre profesionales y ciudadanía. En diferentes campos, educativo, social o sanitario, se reconoce y prioriza como saber experto el de quien trabaja en ese ámbito, a costa de empequeñecer e incluso invisibilizar los conocimientos adquiridos a través de la experiencia de vida (a este saber desde el ámbito académico le llaman "saber lego", otro palabro de esos que termina confundiendo más que clarificar). Esta injustica en el reconocimiento de los saberes (aka "injusticia epistémica") tiene dos consecuencias muy importantes: 
  • eleva el estatus de una parte de la relación, potenciando el poder que tiene sobre la otra parte. 
  • limita el campo de conocimiento a explorar, al no reconocer más que el saber que hay en un lado y la ignorancia que hay en el otro, en vez de partir de que todos y todas tienen algo que aportar y mucho que aprender mutuamente.

7 jul 2023

Desigualdades, conocimiento, narrativas y acción (I): Injusticias relativas al saber (aka injusticias epistémicas)

“Que nos podamos comunicar para que podáis entender cómo nos sentimos para así podernos ayudar mejor, y nosotros entender mejor cómo llega vuestra ayuda, y que no quede como que tú estás por encima de mí, que seamos de tú a tú.”


Hay quién sabe mucho de algunas cosas. Hay quien cree saberlo todo. Hay quien no es consciente de lo que sabe. Hay quien sabe cosas que nadie más conoce.

"¿Y tú qué sabes?". Cuando se usa esta frase, suele hacerse más en tono de descalificación o cuestionamiento que por curiosidad sana. Señala a la otra persona como ignorante de ciertas cosas esenciales sobre el tema del que se esté hablando. Y ese señalamiento individual puede empequeñecer a quien lo recibe, salvo que pueda justificar que sí que tiene conocimientos sobre la cuestión tratada (apoyándose en títulos o pruebas que tengan respaldo social). Frente a la ignorancia, que muchas veces se enfoca desde la perspectiva individual, el saber se construye y se reconoce colectivamente. 

Para poder decir que sabes algo, otras personas, grupos o instituciones tienen que reconocerte ese saber. ¿Pero qué pasa cuando esto no ocurre? Porque hay personas y grupos a quienes se reconocen sus saberes con títulos y respaldo social, de manera que su reflexión y su palabra son tomadas en cuentas a la hora de seguir construyendo conocimiento, pero hay quienes ven constantemente negados no ya solo lo que han aprendido a través de su experiencia, sino incluso su propia capacidad para reflexionar y analizar lo que viven. 

"No soy tonto / no soy tonta". Esto es lo que dicen quienes se ven fuera de juego en las cuestiones del saber reconocido como tal. Yo se la he escuchado a muchas personas en situación de pobreza que he ido conociendo a lo largo de los años en ATD Cuarto Mundo. Cuando no se te reconocen tus conocimientos porque estos se han ido construyendo fuera del mundo académico, lo que queda es defenderte de quienes te señalan como incapaz. ¿Y si lo miramos desde otra perspectiva más amplia? ¿Y si ponemos el foco en la incapacidad de la sociedad para reconocer determinados tipos de saberes y en la pérdida que eso supone para todos y todas? Lo que no se nombra no existe y, si no damos cabida a diferentes miradas sobre el mundo en el que vivimos, muchos aspectos de la realidad seguirán escondidos, acallados.  

12 may 2023

Álbum de fotos (de medicina) de familia

 


Otra tarde más en la que las citas en la consulta del centro de salud se multiplican y desbordan las horas. Una tarde más en la que toca demorar lo que se supone que puede esperar. Hace unos días, tuve una llamada telefónica en la que una mujer mayor me empezó a comentar sobre sus dolores y sobre los problemas de demencia de su marido. Alguna vez la había visto en la consulta, pero poco recordaba de ella, y dado lo complicado que parecía poder traer a su pareja al centro de salud le propuse ir a verles a su  domicilio otro día. Hoy era el día. Pero ya no da tiempo. Llamo a su hija para proponerle ir al día siguiente. Me dice que de acuerdo, pero que no la retrase más, que su madre necesita que la vea.

9 may 2023

Un mundo de desigualdades sobre el que actuar y promover salud

Cada vez es más evidente que las condiciones de vida afectan a nuestra salud, y todas las investigaciones desarrolladas en el campo de los Determinantes Sociales en Salud han contribuido en gran medida a visibilizarlo. Cada vez son más los nuevos datos que se van acumulando, pero seguimos utilizando mayoritariamente los mismos modelos y esquemas desarrollados hace ya algunas décadas para explicarlos. Desde hace tiempo muchas de quienes estamos interesadas en estas cuestiones andamos compartiendo dudas e inquietudes, tratando de ver si damos con una buena manera de explicar y entender de manera más profunda las diferentes dimensiones y elementos que entran en juego al abordar la relación entre lo social y la salud. Un modelo que sea intuitivo, que se pueda entender sin muchas explicaciones, accesible a muchas, y que al mismo tiempo no niegue la complejidad de las cuestiones que entran en juego. Es la única manera de poder dialogar en torno a estos temas de manera abierta e inclusiva, buscando incorporar los diferentes saberes que pueden aportar elementos clave tanto a nivel teórico como de intervención. 

Justo hace unos meses se publicaba una serie de artículos de D. Devakumar et al sobre “Racismo, Xenofobia, Discriminación y Salud” en The Lancet, y en ella se recoge un modelo de determinación de la salud que creo que conecta con varias de las premisas apuntadas anteriormente. 



Devakumar D, Selvarajah S, Abubakar I, Kim S-S, McKee M, Sabharwal NS, et al. Racism, xenophobia, discrimination, and the determination of health. Lancet [Internet]. 2022 ; 400(10368):2097–108.

24 ene 2023

¿Abrimos puertas?

Actualizado 1 de mayo 2023

No nos enteramos, pero a nuestro alrededor hay muchas vecinas y vecinos que han visto como en los últimos años cada vez se ha ido complicando más su acceso al sistema sanitario. Y como no nos enteramos, estas dinámicas de exclusión se perpetúan, a pesar del coste que tienen en sufrimiento y enfermedad de tantas y tantas personas, y a pesar también de las repercusiones que eso tiene en la salud de la sociedad en su conjunto. Como bien señala Nacho Revuelta, la exclusión sanitaria nos hace más estúpidos, porque perdemos todos y todas mientras nos venden la promesa de unos beneficios que no existen. 

Esta exclusión sanitaria es posible porque la legislación nacional no asegura de manera efectiva la cobertura universal de la asistencia sanitaria, pero es verdad que dependiendo de las distintas comunidades autónomas el aterrizaje de la normativa es muy diferente, como señalaran desde YoSí Sanidad Universal en su informe "El derecho a la asistencia sanitaria en las comunidades autónomas: Un derecho hecho pedazos".

De manera más concreta, Madrid es uno de los lugares en los que se está persiguiendo más sistemáticamente el acceso a al sistema sanitario de las personas migrantes. Pero también en Madrid son muchos los grupos y colectivos que están denunciando estas situaciones, acompañando para tratar de abrir puertas, estudiando como hacer efectivos los derechos que se están vulnerando con estas políticas. Y ha sido un gusto poder participar en uno de los espacios donde varios de estos grupos y personas han confluido, la Comisión de Salud Comunitaria de San Diego / Puente de Vallecas, donde tras analizar los diferentes casos, experiencias y conocimientos acumulados se ha elaborado esta Guía de Acompañamiento para el acceso a Sistema Sanitario.

16 ene 2023

Hacer y dejar de hacer (Atención Primaria Esencial)


"¿Sabéis qué hacer con la huelga? Estoy un poco perdido"
. A lo largo de estos días, desde que se retomó la huelga médica de Atención Primaria en Madrid, he compartido y recibido mensajes similares a este en varias ocasiones. Y es que después de varias semanas de parón en las consultas en noviembre y diciembre, viendo el coste que este tenía a diferentes niveles tanto para vecinas y vecinos como para profesionales, y el menosprecio y maltrato constante recibido de parte del gobierno autonómico, no es fácil saber qué hacer. Se cruzan constantemente la frustración, la rabia, la preocupación y el sentido de la responsabilidad. Así que con semejante mezcla, no queda otra que pararse y pensar hacia dónde continuar, ¿no?