- Si dejamos la gestión de lo público en manos de empresas privadas, es porque podrán sacar beneficio de esa gestión (porque no se ofrecen por caridad, sino por interés)
- Si es posible sacar beneficio de la gestión de bienes comunes, lo lógico sería que estos se reinvirtieran en la mejora del sistema de gestión de bienes comunes.
- Si esto no se hace así, es por dos posibles razones:
- porque el gestor público es incapaz de hacer bien su trabajo.
- porque hay una voluntad política clara de permitir que intereses privados se aprovechen y enriquezcan a partir de los bienes comunes, como es la sanidad en este caso.
Pero nada de eso parece que vaya a ocurrir. Y es que hay elementos más potentes que la razón, como es la ideología, ese prisma que deforma la realidad anulando nuestra capacidad de analizarla con criterio y sensatez. No hay otra explicación para lo que está pasando en Madrid que la aplicación cual rodillo de esa visión prejuiciosa que parte de que la única vía de desarrollo posible para la humanidad es la competencia y la supervivencia de los menos dependientes (que son quienes pueden desarrollar más su "libre iniciativa"). Y no hay más razones que valgan.
Desgraciadamente, esta "verdad revelada" ha calado más de lo que nos gustaría, deformando nuestra percepción del mundo y nuestra práctica cotidiana. No es tan fácil escapar de ella. Incluso "la ciencia", esa entidad sacralizada en el mundo sanitario, la ha abrazado sin reconocerlo, de manera que ha permitido el desarrollo de una teoría de la construcción de la vida que ahora se va desmontando, como muestra Máximo Sandín en sus escritos, recogidos en el libro "Pensando la evolución, pensando la vida", muy recomendable. Por si quienes sigan con la huelga indefinida esta semana quieren aprovechar para profundizar en los cuestionamientos propios y ajenos...
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