Así que puede ser un buen momento, y este un buen espacio, para reflexionar en voz alta y así descubrir lo aprendido y enunciar las interrogantes que empujan a seguir buscando.
Por de pronto, una primera aproximación. Normalmente se habla de desigualdades en salud para referirse a las diferencias en salud injustas entre grupos de población diferentes. Pero, a mi modo de entender, eso implica añadir muchos condicionantes negativos que la simple palabra desigualdad no contiene.
En realidad, la desigualdad es algo que está en la base del trabajo del personal sanitario. Por mucho que se intente normativizar y protocolizar toda actuación, justamente el papel del sanitario consiste en adaptar todas esos conocimientos y reglas a cada situación concreta, particular, diferente, "desigual" a todas las demás. La desigualdad se convierte así en una (pro)vocación (al lanzarnos a realizar la vocación profunda de cuidado a toda persona que conlleva este tipo de desempeños) para que el sanitario dé lo mejor de si mismo y poder así ofrecer una respuesta adaptada a la situación, persona o colectivo específico que tiene enfrente.
Contra lo que hay que luchar es contra la injusticia y las estructuras sociales que dañan a tantas personas en nuestro mundo. Pero eso no se consigue tratando a todos por igual, sino adaptando las propuestas y respuestas a cada realidad y necesidad.
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