Escrito el 28 de Agosto de 2009 desde Nicaragua
Ayer participé en una reunión de la coordinadora de ventas sociales de medicamentos, y la verdad es que en dos horas hicieron patente la sombría realidad existente en cuanto al acceso a medicamento en Nicaragua, que supongo no difiere mucho de la de otros países, sobre todo centroamericanos.
El tema es que estas ventas sociales, cuya idea es distribuir medicamentos esenciales (aunque también se cuelan algunos que no lo son) a precios módicos para que la población tenga acceso a ellos, desde hace tiempo le viene dando vueltas al tema comprobar la calidad de los medicamentos que distribuye. Porque las empresas farmacéuticas, dados los poco controles que existen acá, y la posibilidad de introducir la manipulación y la corrupción en el Ministerio de Sanidad para sortear los resultados negativos, aprovecha para distribuir una gran cantidad de medicamentos en mal estado. Pero no sólo en las ventas sociales, sino en cualquier farmacia privada. Así, nadie te puede garantizar, en este país, que el medicamento que compras es realmente efectivo para tratar tu dolencia, sea barato o caro.
Y al mismo tiempo, la publicidad es salvaje. Así es posible que haya farmacias por todas las calles, como si fueran quiscos de prensa en Madrid, y que además se vendan medicamentos en mercados, buses y prácticamente cualquier tipo de establecimiento.
Mientras tanto, en España, donde si existen estos controles sobre los medicamentos que nos permiten saber que lo que llega al mercado es de confianza, la desinformación e ignorancia de much@s, y en concreto de muchos profesionales de la salud, permite que sigamos engañados. En los 3 años que llevo de residencia he escuchado ya a varios especialistas (entre los médicos de familia se da menos, aunque se da también), que supuestamente saben mucho de lo suyo, decir que los medicamentos genéricos “no valen” o no son tan efectivos como los de marca, porque “pueden llevar hasta un 20% menos de principio activo”, es decir, de la sustancia que proporciona la acción concreta al medicamento. Lo adornan con alguna historia de algún paciente que notó que al cambiarle al genérico estaba peor de lo suyo y se quedan tan anchos. Cómo si fuera tan fácil que la gente se quitara de encima la extendida idea de que cuanto más caro, mayor calidad tendrá.
Y sin embargo, en España sí que podemos estar seguros de que usando medicamentos genéricos estamos accediendo a medicamentos de calidad contrastada, y aun coste mucho menor que los de marca. Porque no hay que olvidar que ese coste mayor de las marcas lo pagamos entre tod@s, y a costa de poder invertir en otras mejoras de la sanidad.
Aunque es un documento un poco técnico, no está demás echar un ojo a esta información que ofrecen en el boletín farmacológico del País Vasco. Incluso no estaría de más imprimirlo y llevarlo, por si acaso, al ir a consulta con algún especialista, por si nos viene con el cuento de que “mejor de marca”. Para así poder contribuir a su formación con su lectura. O si con eso no es suficiente, revisar la opinión del Servicio Cántabro de Salud, el Servicio Canario de Salud o el Servicio de Farmacia del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
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