Interesante reseña que aparece en El Rincón de Sísifo de un artículo que ha valorado el impacto del control por parte del paciente de un tratamiento complejo como es el de la anticoagulación:
"Recomendamos la lectura de un artículo publicado enAnnals of Internal Medicine con el título Meta-analysis: Effect of Patient Self-testing and Self-management of Long-Term Anticoagulation on Major Clinical Outcomes, que ha tenido como objetivo investigar el impacto sobre la mortalidad por cualquier causa y la reducción de las complicaciones tromboembólicas, del empoderamiento del paciente tratado con antagonistas de la vitamina K, para que autocontrole el INR y/o autoajuste la dosis de su tratamiento, respecto al tratamiento convencional. A pesar de que el meta-análisis tiene limitaciones, inherentes a la calidad de los estudios incluidos, resultareconfortante ver cómo hay evidencia de que el paciente formado, entrenado y motivado, es perfectamente capaz de controlar un tratamiento complejo como es la anticoagulación oral. Y cómo este traspaso de competencias, al beneficiario del mismo, tiene un efecto directo sobre variables de relevancia clínica y la mortalidad. Se podrá achacar que eran pacientes muy seleccionados, lo cual es cierto. Pero el camino a seguir es delegaren los pacientes, adecuadamente formados, la responsabilidad de su tratamiento, mientras los profesionales sanitarios damos un discreto paso atrás."
Visto esto, ¿para cuando reflexionamos y/o nos formamos respecto a cómo potenciarla autonomía de aquell@s que acuden a la consulta? ¿Conseguiremos encontrar un hueco para esto entre tanta farmacología e innovación técnica?
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