Esta semana tuve la oportunidad de participar en un seminario del Movimiento Cuarto Mundo que se proponía avanzar en la dinámica propuesta por Wresinski hace ya unos cuantos años para reconocer y potenciar el conocimiento propio de cada grupo de actores en relación a la lucha contra la miseria. A poco que se reflexione resulta evidente que, aparte del conocimiento adquirido por los profesionales y los científicos en las universidades, aquellos que viven en condiciones de pobreza y los que se comprometen junto a ellos en el día a día tienen también un conocimiento que les es propio y que surge de la experiencia concreta en carne propia. Negar el valor de este conocimiento no hace sino desechar una información esencial si realmente se quiere avanzar hacia un horizonte en el que la extrema pobreza y la exclusión sean algo del pasado. De ahí que en esta sesión en la que participé se planteara como reto el conseguir que cada persona y grupo pudiera ser actor, protagonista de su propio conocimiento, para posteriormente poder "cruzarlos" y así conseguir revolucionar la gestión de los saberes, las prácticas y los poderes. Esto es lo que desde hace más de una década se ha venido investigando dentro de la dinámica de "Les croissements des savoirs et practiques".
Y, sin embargo, por acá esto todavía suena a algo un poco marciano, lejano, desconocido. Se habla mucho de participación (por ejemplo en las propuestas para eliminar las desigualdades sociales en salud), pero no se incide sobre de qué tipo de participación se habla, si es simplemente comunicar una opinión a los que deciden o si por el contrario se trata de hacerse co-responsable de los procesos; si se trata de simplemente estar o de protagonizar. Se habla también de investigación, pero sin salir del esquema de sujetos investigadores provenientes del mundo universitario frente a objetos de estudio de cuya voz y pensamiento se apoderan los anteriores.
En concreto, en el campo de la salud, donde la vivencia de la misma es difícilmente definible desde fuera, ya que se construye a través de la experiencia vivida y de los valores compartidos, ¿no sería especialmente necesario avanzar hacia un empoderamiento real en el campo del conocimiento y la investigación para así generar prácticas realmente liberadoras, sobre todo en el campo de las desigualdades sociales en salud?
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