Según la reseña que aparece en NoGracias, "el artículo plantea la utilización de los tribunales para enjuiciar a quienes participan en artículos como ‘escritores fantasmas’, delimitando áreas específicas de responsabilidad legal. Cuando el médico de un paciente se basa, directa o indirectamente, en un artículo de una revista que contiene datos de eficacia y seguridad falsos o manipulados, los autores “invitados” serán considerados legalmente responsables de los posibles daños al paciente".
Como recuerda Miguel Jara en su blog a partir del mismo artículo, hay "pruebas suficientes de perjuicio a los pacientes en los casos del antiepiléptico Neurontín (Pfizer), el antiinflamatorio Vioxx (Merck), los antidepresivos Seroxat (GlaxoSmithKline) y Besitrán (Pfizer otra vez), la píldora antiobesidad Fen/phen (Wyeth) y el paliativo hormonal de la menopausia Prempro (triplete de Pfizer). Según los datos más recientes (referidos a 2008), el 20% de los artículos que publican las cinco revistas médicas de mayor impacto está contaminado de fantasmas".
Sobre medical ghostwriting PLoS medicine ya publicó todo un número agrupando un montón de artículos. Es una estrategia relativamente reciente:
“¿Quién redacta el documento final de las investigaciones sobre medicamentos patrocinadas por la industria farmacéutica? Según las conclusiones de un nuevo estudio, los firmantes de los trabajos que se publican en las revistas científicas no son precisamente los médicos que los desarrollan. Y, es más, con mucha frecuencia se oculta el nombre de otros actores clave, los profesionales que manejan los datos estadísticos, información de la que depende la interpretación final de los resultados”.
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