17 ago 2016

Cuando brota la vida

Información extraída del artículo "La Geria o el viñedo surrealista"

"Entre 1730 y 1736, una sucesión de erupciones volcánicas cubrió de lavas y cenizas gran parte de la isla de Lanzarote. Lejos de amilanarse por la contrariedad que supuso la desaparición de las mejores tierras de cultivo, los isleños buscaron ingeniosas soluciones que acabaron por mejorar la producción agrícola local.

Una de las zonas más afectadas por las erupciones fueron los valles interiores. Algunas zonas se cubrieron con más de dos metros de lapilli (pequeñas piedrecitas volcánicas de color negro que los locales llaman picón). A través de pruebas, los campesinos descubrieron que los restos de las erupciones ayudaban a conservar la escasa humedad que riega los campos de la isla. Estas piedrecitas son higroscópicas, esto es, atraen al agua y la conservan en su interior. Los cultivos cubiertos con este tipo de materiales mantienen de manera natural la humedad; algo muy valioso en un lugar como Canarias.

En La Geria, paisaje protegido por el Gobierno de Canarias, había que solventar, a parte de la secular racanería de las nubes, otro problema: el viento. La solución fue ingeniosa. Había que cavar agujeros de hasta dos metros de profundidad para buscar el suelo agrícola primitivo. Los agricultores aprovecharon esta contingencia para proteger, de esta manera, los cultivos de la acción del viento. Una complicada red de muros y barreras de piedra completan el ingenio. El resultado es un mosaico increíble que convierte al lugar en uno de esos sitios casi surreales de los que hay pocos."



Leyendo estas líneas, que tan bien recogen no solo el paisaje, 
sino la capacidad de diálogo del ser humano con la naturaleza 
para conseguir que brote la vida incluso en las condiciones más adversas, 
no hago más que preguntarme si no es este un modelo a seguir y promover como ejemplo y no sólo como excepción curiosa. 

¿Cuándo nos decidiremos a apostar por unos cuidados que nos permitan profundizar en nuestras raíces, más allá de la tierra quemada que pueda haber, con una protección suficiente frente a la intemperie, pero que al mismo tiempo nos permita crecer en libertad?

¿Cuando apostaremos de verdad no sólo por solventar lo aparente, 
sino por crear las condiciones que nos permitan 
a cada uno y a cada una 
generar vida a nuestro alrededor? 

¿Cuándo? 

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