8 ene 2014

¿Quién eres?

Anda Sara, mi hija de tres años, en plena etapa de miedos varios. Y se puso el otro día a dibujar aquellas cosas que le asustan. "¿Qué estás dibujando?", le pregunté. "Los monstruos sin nombre", me contestó.

Lo que no se puede nombrar, mirar cara a cara, asusta. Y al revés, cuando es posible el contacto tú a tú y llamarse por el nombre es posible generar una confianza que nos lleve a atrevernos a hacer cosas junt@s. Y entonces me acordé de una charla en la que estuve el año pasado en la que a un militante histórico de la Asociación de Vecinos de Orcasitas le preguntaban cuál había sido el papel de los profesionales y universitarios en la lucha vecinal de los años 70. "¿La universidad? ¿Los profesionales? No sé... Yo puedo decir que Juan González, que está aquí enfrente y es abogado, siempre nos apoyó mucho", y a continuación comenzó a relatar diferentes historias que ejemplificaban este apoyo recibido, no por "un profesional" ni "un universitario", sino por personas concretas. Y su charla prosiguió recuperando la memoria de aquellos años a través de muchos otros nombres y apellidos, incluidos los de algún ministro y alcalde, pero que en su charla quedaba claro que habían dejado de ser esos seres lejanos conocidos como "los políticos", ya que según contó es "conseguíamos que XXX XXX  viniera al barrio, y le paseábamos por el barro de nuestras calles, le invitábamos a nuestras casas para hablar, para que conociera lo que vivíamos. Así conseguimos que entendiera la realidad y que tuviera que darnos una respuesta".

Me encantó su relato lleno de tanta gente de carne y hueso, nombre y dos apellidos. Entre otras cosas, porque no es algo que abunde en el mundo "profesional", donde cada vez más faltan esos referentes, al ser sustituidos por ejecutores de una función que van rotando según las necesidades de los servicios para los que trabajan. Al principio, con los primeros que contactas, le miras a la cara e intentas recordar su nombre. Al cabo de un tiempo te das cuenta de que no merece la pena esforzarse mientras nadie se decida a pararse para decir "Estoy aquí. Puedes contar conmigo". Mientras esto no ocurra, te abandonas a la inseguridad e incluso el miedo.

 

1 comentario:

  1. Hoy en día la clase política selecciona lo que visita y lo que ve. Ven los problemas que les interesan y saben que pueden solucionar. Los que no pueden intentan esconderlo debajo de la cama.

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