16 ago 2013

Aprender a ser ingnorantes

Ya termino con esta la serie de posts que han nacido a partir de la estancia de varios días en el hospital. Esta vez lo que quiero señalar es algo que me ha hecho recordar mi tiempo de residente, en el servicio de Urgencias, sobre todo en los primeros meses, cuando mi ignorancia e incapacidad me resultaban evidentes. Frente a esta constatación había muchas maneras de buscar salidas, a través del apoyo de compañeros con más experiencia y conocimientos y aprendiendo a utilizar algunas muletillas que servían para salvar la imagen delante de la persona que atendías mientras gestionabas las mejores soluciones que encontrabas a su situación.

Porque sí, el tema de la imagen terminaba siendo algo importante: hay que dar seguridad y generar confianza, que es lo que la gente busca cuando acude al médico, ¿no? Pero claro, cuando la medicina es una ciencia tremendamente insegura, basada en muchos aspectos en cálculos probabilísticos... ¿Qué hacemos con la incertidumbre? ¿La ignoramos en pro de una imagen "profesional" y "segura" o aprendemos a entablar una relación más honesta con quien tenemos enfrente, de manera que eso le ayude también a ser entender mejor lo que le está pasando, las posibilidades que se le abren a partir de ahí y ser protagonista del proceso de búsqueda de soluciones?

Desgraciadamente, no se nos enseña en nuestra formación a asumir y compartir nuestra ignorancia. Es terreno tabú. Así hay tant@s sanitari@s que ofrecen una seguridad vacía, que no resiste el encuentro frente a frentre con la angustia y el dolor ajeno.

1 comentario:

  1. La labor de la medicina es de vocación,es al ayudar al otro así no tenga ningún vinculo hacia nosotros, y cada paciente atendido es con el alma.

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