27 dic 2021

Pulsaciones del poder (Levantando la mirada IV)

Anda circulando por redes un pequeño vídeo que recoge con bastante tino la sensación de descontrol y huida hacia adelante que vivimos ahora mismo en nuestro entorno, en medio de una sexta ola de covid-19 con contagios explosivos en unos días tan marcados como son las navidades.


14 oct 2021

Determinantes, Desigualdades, Violencias (Levantando la mirada III)

"La pandemia nos afecta a todos por igual" fue uno de los primeros tópicos en desmontarse al ir conociendo datos de cómo la COVID-19 afectaba, al igual que muchas otras enfermedades, más y de forma más agresiva a quienes viven en mayor precariedad, mientras que las grandes fortunas se hacían aún mayores y los mecanismos de toma de decisiones se centralizaban en el contexto de emergencia, restando capacidad de acción local.

De repente, aspectos como la vivienda, el trabajo, los cuidados y las relaciones sociales mostraban de manera clara su vinculación con la salud. Los determinantes sociales en salud (DSS) saltaban a primera plana, aunque no se traducían en políticas ambiciosas a la altura de la determinación con la que se implantaban medidas de distanciamiento. ¿Por qué esta parálisis de acción pese a constatar la importancia de estos factores?

Quizás nos hace falta dar un paso más allá. Si no solo enumeramos los DSS como nuevas variables sino que estudiamos cómo se relacionan estos aspectos clave (vivienda, trabajo, ingresos, redes) entre ellos y con el sistema político y económico en el que vivimos, el cuadro resultante cambia bastante. Ya no limitaremos a medir la influencia de factores independientes, sino que podremos entender mejor el entretejido de las diferentes fuerzas y construcciones sociales que influyen en los procesos de salud y enfermedad, como propone el modelo de la Determinación Social de la Salud (cuya diferencia con el modelo de los DSS va mucho más allá del cambio de plural a singular). 

Esto nos permitirá abordar no solo los efectos de los factores sociales, políticos y estructurales en la salud, sino también su origen y estructura, algo clave para no quedarnos en medidas paliativas de reducción de daños. Y esto nos enfrenta a dos cuestiones clave: la del poder y la de las desigualdades / inequidades, así como a su construcción histórica, socio-económica, política y cultural en cada contexto local.

En este sentido es muy clarificador como Paul Farmer señala la cuestión de la violencia estructural como un aspecto invisibilizado que es clave incorporar a nuestros análisis: "no es posible tener un debate honesto sobre alcoholismo entre nativos americanos, o sobre adicción a drogas entre afroamericanos, sin abordar la historia de genocidio y esclavismo en Norteamérica. Este comentario suele ser visto como extraño en círculos médicos y de salud pública, en los que los debates sobre abuso de sustancias están desocializados, vistos como problemas personales y psicológicos en vez de sociales. Así, se perpetua la violencia estructural a través de la omisión analítica". ¿Nos atrevemos a incorporar este enfoque en nuestro entorno cuando atendemos a poblaciones históricamente violentadas, como el pueblo gitano o las comunidades migrantes? ¿Y con "nuevas" realidades emergentes, como las casas de juego en barrios populares o la soledad no deseada? ¿Cómo puede transformar este enfoque nuestra acción?

Lo que está claro es que esto nos empuja a abrir el foco: ¿y si identificáramos las relaciones entre violaciones de derechos humanos con los procesos de salud / enfermedad? ¿Y si a partir de este análisis trabajáramos conjuntamente con otros agentes sociales y comunitarios para generar respuestas que pudieran cambiar realmente las condiciones estructurales? No es fácil, eso seguro, pero el impacto de estas cuestiones sobre la salud es tan brutal que... ¿no tendremos que ponernos de una vez a ello?


8 oct 2021

El nudo que nos atrapa (Levantando la mirada II)

Andamos con la mirada baja, atrapada en el día a día, sin un horizonte claro. Atrapados. Entrampados. ¿Porqué? Razones hay muchas, seguro, pero a mi me resulta muy esclarecedor lo que señala Alessandro Baricco al final de su texto "Lo que estábamos buscando", señalando dos fuerzas opuestas y contrarias que generan un torbellino sordo en el que se sostiene el momento actual:

"La primera fuerza. El virus no es democrático. El virus fortalece a los poderosos, acaba con los pobres. El virus no hace caer la bolsa de valores, sino que devasta la economía informal. En presencia del virus los ricos también mueren, por supuesto, pero los que viven mal son sobre todo los pobres. Decenas de millones de personas están sufriendo un retroceso que los deja en manos de la beneficencia. El poder político ha regresado al centro del terreno de juego en un resurgir ultrarrápido que lo ha apartado de una agonía irreversible. Toda una élite intelectual ha vuelto a ser escuchada en lugar de permanecer archivada. La ira social se ha visto desactivada, confinada, silenciada. Así, la Pandemia acaba por afilar las garras de un poder que estaba perdiendo a su presa. Contiene una energía que tiende a detener los tiempos, a restaurar aquello que había decaído.

(...)

La segunda fuerza. Al mismo tiempo, el cambio de fase de la Pandemia le quita, por así decirlo, un latido a las pulsaciones del poder. Durante un largo tiempo, suspende la secuencia lógica que hacía que cualquier mundo diferente a este pareciera imposible, produciendo una apnea en el sistema. Rompe la cadena de lo inevitable y, al incluir experiencias inéditas, les devuelve a los humanos la capacidad de pensar lo impensable: no como un juego de la fantasía, sino como una técnica de Construcción, como una forma de racionalidad. Esto debe entenderse literalmente, y leerse a un nivel muy práctico: en la posible caída de muchas de las columnas que sostenían el sistema, se asoma la hipótesis de que un colapso controlado, seguido de una reconstrucción con técnicas antes impensables, es la única manera de detener la degeneración crónica de la construcción de nuestro edificio-mundo."

De repente se ha abierto un espacio, una pelea en marcha entre el viejo y el nuevo mundo, entre las certezas y la incertidumbre, entre lo establecido y lo imposible que, de repente, se ha mostrado real. Y en medio de este tira y afloja navegamos en círculos, sin encontrar la salida.

Quizás haya que zambullirse de pleno en la marea generada por estas dos fuerzas para así descubrir cómo poder coger el timón. Y quizás, bueno, no, seguro que la acción comunitaria nos puede dar claves para ello... ¿Alguna experiencia en este sentido?



16 sept 2021

Levantando la mirada

Pues sí, ya es un lugar común el que la pandemia ha revuelto y cambiado nuestras vidas, aunque sigamos todavía en gran medida sin ser conscientes de hasta qué punto o de qué manera, suspendidos como estamos en una incertidumbre que amenaza con perpetuarse sin fin. De hecho, con la vorágine del día a día, en este tiempo pocas veces me he parado para levantar la mirada del presente continuo que nos tiene atrapados para mirar hacia atrás o hacia adelante, más allá de lo inmediato.

Pero desde hace unos días me tiene inquieto un libro, o más bien, el título de un libro que no me he leído aún, pero que desde su cabecera ha conseguido arrancarme la vista del suelo: "El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía". Lo que plantea no parece tampoco un descubrimiento deslumbrante, sino un simple análisis desde la realidad actual dibujando tres posibles futuros posibles: 

- que todo vaya a peor y que, con la crisis que tenemos ahora, se genere una sociedad aún más injusta, más insegura y mucho menos democrática.

- cambiar para que todo quede igual, realizar pequeñas reformas pero mantener el modelo.

- una alternativa civilizatoria que cambie hacia otro modelo de desarrollo, hacia otro modelo de consumo, hacia otra matriz energética, hacia otro tipo de economías plurales.

¿Podemos hacer algo para intentar ir hacia un lado u otro o están ya todas las cartas echadas? Ahí está la cuestión... Y ahí está la importancia de levantar la vista, de mirar hacia atrás para recuperar aprendizajes y saberes sobre cómo ser y hacer juntas, de mirar hacia adelante para encontrar un horizonte que nos ponga en camino. Porque cada vez desde más lugares nos tratan como meros espectadores sin más objetivo que el consumo inmediato del presente. Inmóviles. Estériles.

Hoy levanto la mirada y me veo en la misma consulta de Atención Primaria en la que tanto aprendí al lado de un maestro y compañero del construir en común, Juan Luis Ruiz-Giménez. Pero ahora, en esta consulta a la que volví después de muchos años fuera de ella, empujado por la pandemia, veo como se va desmoronando de manera implacable un sistema de cuidado de la salud que buscaba no dejar a nadie fuera, pero que cada vez excluye y abandona más, al tiempo que machaca a quienes trabajan dentro de él. En el turno de tarde del centro de salud en el que trabajo ya faltan por cubrir la mitad de los puestos de medicina. Miles de personas sin médica de referencia. Como en tantos otros centros de salud a nuestro alrededor. "¡Hay que hacer algo!", se dice y se escucha, pero no encontramos la manera de ir más allá de los parches y las pataletas, los mensajes simples de "hace falta más" pero la falta de diálogo sobre cómo transformar y transformarnos ahora que el barco está haciendo aguas.

¿Todavía queda la esperanza para la Atención Primaria? De nosotras y nosotros depende. A primera vista, todo apunta a ir a peor. Para intentar evitarlo, andamos con prisas tratando de tapar los rotos, pero con eso poco haremos más que sostener una deriva que viene de largo. Es el momento de apostar por la alternativa comunitaria. No queda otra. Abrir las puertas, las ventanas, hablar y escuchar a quienes viven en los barrios en los que trabajamos, proponer y dejarnos cuestionar, reconocer nuestra vulnerabilidad para construir junto con la de otras personas que quieran apostar y apostarse en este hacer camino que no renuncie a un futuro mejor, más humano y en común.

No será la primera vez, ni la última. Hay muchas experiencias y saberes que nos pueden servir de brújula. Mi intención es ir compartiendo algunas de ellas, construyendo un mapa, o una caja de herramientas, o una constelación de estrellas que acompañen el camino. Habrá que ir viendo qué es más útil. Pero ya es tiempo. Porque el futuro comienza ahora.