12 may 2014

De salud y derechos, de derechos y salud

Ya en otras entradas, hace tiempo, señalaba como me había marcado la experiencia de hacer talleres sobre salud en los que, al dar algunas fotografías para que l@s participantes escogieran cuáles identificaban con salud y cuáles con enfermedad, las imágenes relacionadas con la primera tenían mucho que ver con la vivienda, con la educación, el trabajo... Aspectos, en definitiva, que no solemos relacionar con el campo sanitario y que desde siempre se han constituído como campos de lucha por los derechos, ya que son aspectos fundamentales para el desarrollo de una vida digna.

Por estas cosas que tiene la vida, desde hace unos meses ando metido de lleno en una dinámica de lucha por el reconocimiento de los derechos, especialmente de quienes están en situación más vulnerable, a través de una herramienta que llamamos Hoja de Hechos. La propuesta es que quien sienta que ha sufrido una vulneración de sus derechos viviendo en situación de pobreza y exclusión pueda explicar su situación, pero no sólo eso, sino también su reflexión sobre por qué eso es una vulneración de los derechos humanos y a qué campos afecta. Las situaciones que hemos recogido hasta ahora tienen sobre todo mucho que ver con la vivienda, con la falta de ingresos estables, con la educación, etc. Pero lo curioso es que al hablar de los derechos vulnerados en cada una de ellas, en muchos casos se señala el derecho a la salud como uno de los más afectados. Y se explica por la carga de enfermedad, sufrimiento e incapacidad que conlleva el verse sobrepasado por las circunstancias, encerrad@ en la impotencia.

Así, cuando se suponía que hablábamos de salud, terminábamos hablando de derechos, y ahora que ando metido en el tema de los derechos, me llevan del nuevo al campo de la salud.

Y es que no son campos diferentes, andan jugando en la misma escena. El problema es que nos hemos acostumbrado a abordarlos como dimensiones separadas, o en todo caso traduciendo lo social al lenguaje y las formas médicas, es decir, medicalizándolo, lo que no deja de ser un nuevo paso hacia la incapacitación de la persona, ya que le niega la posibilidad de encontrar por si misma (y con otr@s) una respuesta, ya que bajo esta clave el secreto de la misma lo tiene el/la médic@.

Por eso es tan interesante e iluminador el trabajo que ha realizado Elena Ruíz Peralta: Desahuciar, Desalojar, Ejecutar, en el que abordando el problema de los desahucios y las prácticas transformadoras de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca abre una muy interesante perspectiva sobre por donde han de ir las resistencias y las luchas frente a los males sociales que se encarnan en tod@s nosotr@s, pero especialmente en aquell@s que están en situación más frágil. Como dice al final del trabajo: "Ayudar al sujeto a reconstruir la dimensión social de su problemática y animar su participación en plataformas de movilización ciudadana puede contribuir a una desmedicalización de la experiencia"

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