14 nov 2022

Nuestros nombres y la salud

"¿Y ahora qué?". Hoy vivimos una manifestación histórica en defensa de la Sanidad Pública y contra el desmantelamiento de la Atención Primara, inundando calles y avenidas como no se veía hacía muchos años, con la alegría compartida por el encuentro y la potencia colectiva que de nuevo se siente en marcha... ¡Aquí estamos! ¡Dignidad en pie frente a quien no hace más que pisotear derechos!

"¿Y ahora qué?", pregunta un amigo al acabar, "¿Cuál es el plan?". ¿Presionar para conseguir minimizar los daños causados con los últimos planes, que han roto el sistema de atención extrahospitalaria de urgencias? ¿Empujar para volver a la situación anterior, dándola por buena? ¿Hacer campaña para conseguir el cambio político en las próximas elecciones y quitar del gobierno autonómico a quien viene desmantelando el sistema público de salud desde hace décadas, mientras favorece el negocio privado en este campo? Pues habrá que poner fuerzas en ello, está claro, pero no serán más que medidas paliativas si no nos atrevemos a mirar y dar pasos más allá de este marco limitado.

"¿Y ahora qué?". El problema es que llueve sobre mojado. El modelo de Atención Primaria en salud nunca se llegó a desarrollar más que parcialmente en nuestro país, y muchas veces la nombramos sin tener muy claro lo que es ni las claves que hacen que sea una herramienta clave en el cuidado de la salud. Desde hace demasiados años venimos acumulando retrocesos y rupturas, que nos han hecho refugiarnos en llamamientos a una resistencia cada vez más impotente para proteger lo poco que queda, mirando más hacia el pasado que hacia el futuro, sin darnos cuenta de que lo que nos traemos entre manos son fragmentos de un anhelo común que toca volver a sembrar para que pueda dar fruto de nuevo.

"¿Y ahora qué?". No paro de darle vueltas a la pregunta mientras vuelvo, mientras volvemos cada cual a nuestros casas, a nuestros barrios, a nuestros pueblos. Quizás esa sea la clave, mantener la pregunta abierta mientras nos sumergimos en nuestros espacios cotidianos, buscar en ellos cómo seguir manteniendo vivo este llamamiento al encuentro y la dignidad como claves del cuidado de la salud. Y me acuerdo de alguien a quien muchos y muchas hemos tenido bien presente hoy, nuestro querido Juan Luis, y de cómo sostuvo siempre su lucha tanto en la consulta y las calles de Vallecas como en el espacio público. 

"¿Y ahora qué?", me imagino que se preguntaban  aquellos profesionales, entre quienes estaba Juan Luis, que pusieron en marcha el Centro de Salud Vicente Soldevilla en los años 90. Trataron de buscar respuestas en equipo, pero no se conformaron con ellas, sino que salieron a la calle, a las casas, abiertos al diálogo y el encuentro con la realidad del barrio de San Diego. Descubrieron así que la mayor necesidad del vecindario no era que la tomaran la tensión, sino apoyo concreto en su lucha por una vivienda digna. Porque las difíciles condiciones en las que vivían les enfermaban, y mucho. Y la unión vecinal y profesional en un combate común por los derechos era el elemento clave para ganar salud. Gracias a esta escucha y este compromiso compartido se consiguieron muchas cosas. Pero sobre todo se logró abrir una línea de trabajo que se fue abriendo poco a poco en torno a la cuestión de los cuidados y que nos ha marcado, y mucho, tanto a profesionales como vecinos que hemos tenido la suerte de poder participar en algún momento en ella.

"¿Y ahora qué?", me vuelvo a preguntar mientras pienso en lo separados que estamos en el día a día, atrapado cada cual en su espacio y su tarea, tanto a nivel social como en el ámbito sanitario. De hecho me da cierto reparo escuchar cómo se plantea el problema actual como una cuestión centradas en "los sanitarios", que es a quien hay que apoyar, aplaudir y proteger del maltrato que estamos recibiendo. Pero es que además, dentro del mundo sanitario se remarcan constantemente los diferentes intereses de los distintos perfiles profesionales, de manera que hace imposible, por ejemplo, llegar a un acuerdo sobre una huelga conjunta de Atención Primaria. Parece solo es posible reclamar cada cual por su lado sobre sus propias necesidades. Si esto es así, ¿cómo hacer para sostener una movimiento conjunto y a largo plazo que reúna intereses tanto de profesionales como de la ciudadanía? ¿No estamos siendo todos y todas maltratadas por este abandono de la sanidad pública? ¿No necesitamos todas y todos apoyarnos mutuamente frente a este maltrato?

"¿Y ahora qué?"

"¿Y ahora qué?"

"¿Y ahora qué?"

Ranciere, un filósofo francés, señala que los movimientos colectivos que han conseguido transformar la realidad de una u otra manera han sido aquellos que han construido un nombre propio, un nombre común, un nombre con el que señalaban algo que no había sido nombrado hasta entonces y que permitía incluir aquellas realidades y personas que hasta el momento quedaban fuera (por poner un ejemplo cercano, esto fue lo que ocurrió con "el 15-M" o "los indignados"). Quizás eso sea lo que necesitemos ahora. Ir más allá de los perfiles profesionales tan claramente nombrados y delimitados, más allá también de los nombres genéricos con los que agrupamos a "la gente" o "el vecindario". Buscar las maneras de ir al encuentro del otro, de la otra, igual que se hizo en el barrio de San Diego en los 90, encontrar el punto de vinculación y de construcción colectiva desde lo cercano y concreto y desde ahí apuntar a un horizonte transformador más amplio.

En ciertos momentos ya estamos buscándonos... se trata de seguir tirando de esos hilos que de repente nos permiten mirarnos y reconocernos, para a partir de ahí provocar nuevos encuentros, en los que la voz del profesional se entrelace con la de la persona expulsada del sistema sanitario, con la de quien se ve sobrepasado por el sufrimiento y con quien se dedica casi todo su tiempo a tareas de cuidado. Nuevos diálogos que nos permitan definir en común lo qué nos preocupa, cómo queremos nombrarnos en relación a ello y qué podemos y queremos hacer para transformarlo. 

¿Qué esto queda muy etéreo, muy en el aire? Todo es ponerse... abrir la puerta, levantar la mirada, una charla con café o en una pequeña reunión... yo traigo esto, a mí me preocupa esto otro, dime a ti qué te ilusiona... Y así, de manera constante, hacernos la pregunta:

"¿Y ahora qué?¿Cuál es el plan?"

Poco a poco, iremos resolviéndola mientras nos convertimos en compañeros y compañeras de camino.


1 comentario:

  1. Y ahora... ¿qué?
    Se intentó la ILP, promovida por CAS Coordinadora Antiprivatización Sanidad @CAS_Estatal_ , para derogar la Ley 15/97 y no hubo manera de una respuesta colectiva contundente.
    Así nos va y así SABEN que nos va.
    No nos tienen miedo porque no somos efectivos.

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